jueves, 22 de noviembre de 2012

Mundo de perros




Luego de separarse de su nuevo amigo,  Canelo cogió rumbo hacia un nuevo lugar donde pasar la noche, un lugar seco y seguro.
Sin embargo primero tenia que buscar algo de alimento en uno de los muchos basureros de la cuidad; recurrió a su vertedero favorito, en el cual siempre se encontraba sus dos cosas favoritas: alimento, y a su amigo “Mechas” , amigo de varios años y en parte maestro, pues le enseñó, todo aquello necesario para sobrevivir en la calle.
Mechas que ya se encontraba pasado en años, era victima de una severa infección en su hocico que le impedía comer sólidos e incluso comunicarse de la mejor manera.
Sin embargo, cuando Canelo llegó, no encontró a su amigo por ningún lado, Caso poco común era que Mechas no anduviese por allí, e intrigado por la inusual ausencia de su amigo, decidió posponer la búsqueda de alimento por la de su amigo
No tardó mucho en saber la nueva locación de su amigo, cuando Clara, una de sus otras amigas le aviso del paradero del viejo.
-es el viejo, ha enloquecido. Dijo entre desesperantes ladridos.
-¿Qué ha ocurrido?
-¡por ahora nada, pero puede ocurrir pronto!
Canelo no cabía en su frustración, pues no lograba entender a lo que se refería su igual.
-¡tienes que verlo, vamos! – y con eso Clara llevó a Canelo hasta una calle poco transitada por aquellos devastadores autos.
Al llegar, se encontró con una imagen poco esclarecedora, observó que el viejo Mechas se encontraba sentado en medio de la calle, con su mirada puesta en el horizonte, como si estuviese esperando a alguien o algo.
Parecía encontrarse en un estado de armonía total, tanto así que ni las voces de varios canes y felinos gritándole lograban sacarlo de su concentración.
A Canelo le era imposible entender aquel cuadro, así que optó por preguntar lo que sucedía, a lo que Clara respondió:

-¡enloqueció! , harto de no poder alimentarse bien y de no conseguir mejoría en su condición, harto de esperar a los que lo podían curar y con su indiferencia lo empeoraron, y más que harto del dolor insoportable, decidió rendirse, es por eso que esta ahí, tienes que hablar con él, hay que hacerlo entrar en razón.
La desesperación de Clara brotó hasta que rompió en llanto.
La concentración del viejo se disipó al ver que a su lado ahora tenia a su querido amigo.
-¡hola!-dijo este como si nada estuviese pasando- hoy fui a visitarte como siempre lo he hecho, y no te encontré, en cambio lo que encontré fue la noticia de que querías morir-pronuncio Canelo  naturalmente.
A estas alturas de su vida, al viejo Mechas le era dificultoso hablar con claridad, aun más gritar, debido a la infección que tanto le dolor le hacia sufrir.
-¿Qué esperabas, Que la infección me matara dentro de unos largos y agonizantes meses? , no lo creo…no lo soportaría, ya lo he hecho por mucho tiempo y la verdad ya no quiero mas.

-pero…-Canelo sabia que su amigo en si tenia razón, mas no quería dejarlo morir allí.
Un auto se veía aproximarse desde muy lejos, su tiempo se agotaba.
-sabes…ya debes irte si no quieres perecer a mi lado. Dijo Mechas mientras las lágrimas le brotaban lentamente.
-no hay nada que te haga entrar en razón, ¿verdad?
-no, lo he decidido desde hace mucho tiempo atrás.
El auto cada vez se veía más cerca.
-ya estoy viejo, esta infección no me ha dejado vivir como lo he anhelado durante tanto tiempo, por eso te pido que me dejes morir a mi gusto.
Canelo asintió levemente, y luego se puso en pie, lamió suavemente el rostro de su amigo a modo de despedida, como si de un tierno beso en la frente se tratase, y se marchó lentamente sin mirar atrás.
Todos los demás espectadores tenían la mirada puesta en el auto y a la vez en el viejo mechas, todos menos Canelo, que se iba acercándose a la cuneta.
Todos sabían lo que pasaría, pues Mechas no eligió aquella calle al azar, sabia que era poco transitada, y como consecuencia de ello, los autos que pasaban por ahí, lo hacían a altas velocidades.

El motor del auto retumbaba en los oídos de todos y cada uno de los allí presentes; mechas con su ultimo aliento aulló con todas sus fuerzas soportando el inmisericorde dolor que esto le daba, y por un momento hasta silenció al potente motor, y podría asegurar que hasta a la cuidad entera. Aulló de placer.
El golpe fue inevitable y brutal, el cuerpo del viejo Mechas salió disparado hacia un costado de la calle.
Tristemente nadie logró quitar la mirada de dicha escena, y Canelo al volver la suya se encontró con el cuerpo del que en vida fue su mejor amigo; se encontraba con el rostro desfigurado por el impacto, sin embargo conservaba un gesto impropio de un perro, era una mueca que expresaba mil gestos diferentes, que a su ves todos mostraban una calma sin igual.
Canelo retiró su mirada nublada por las lágrimas y se marchó divagando en sus recuerdos.
 Todos los demás presentes quedaron rodeando el cuerpo del viejo,  hasta que el joven conductor se acercó entre sollozos para tomarlo entre sus brazos y llevárselo con sigo.

Por: Mou Aragón
(Cuento basado en una anécdota mas mi imaginación )

A la memoria de tío coqui.

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