De nuestros errores o aprendemos o morimos.
Tonto, lo soy.
He de aceptar que en la vida he cometido graves errores,
dignos causantes de una auto-lapidación,
más aún las piedras nunca alcanzaron su cometido.
Ahora me veo,
acostado en un hermoso paraje,
y disfrutando un radiante sol que calienta mi cuerpo
de manera inigualable
A la espera,
paciente y derrotado,
ella cae directo a mi cara,
el error me alcanzado.