martes, 13 de enero de 2015

Siempre hemos creído ser los buenos pero es solo cosa del pasado.


Siempre hemos creído ser los héroes de nuestro propio cuento. Quienes blanden una espada sin temor alguno y que de vez en cuando portamos un escudo para protegernos de esos golpes que nos da la vida. Y es como en esa linea continua a la que llamamos vida vagamos defendiendo nuestras ideas, defendiendo quienes somos. ¡El héroe mas valiente seré yo, quien porte la espada mas filosa de todas para así dañar a quienes daño nos han echo!

Pero como en todo cuento, ese héroe en el que creímos ser y depositábamos toda confianza llega a una encrucijada. Un momento en que se percata quien es, su verdadera naturaleza se le es revelada sin más. 

Todo lo que defendíamos se vino a bajo, todo ha sido una máscara de nuestro verdadero ser, y es que... ¿como hemos de pensar que somos el villano en nuestra propia historia?  (¿Cuando nos desviamos de nuestra senda?) 

Tan abrumadora es la verdad que tanto nos cuesta verla, era lo que decían los ancianos. Aun lo recordamos.

Aquella espada de nombre heroico ha perdido su brillantes y su atemorizante filo, ahora no parece mas que una espada de madera. Aquel escudo que nos defendió con tanta solidez ahora son tan solo astillas apiladas en una esquina sombría.

Y aquellos a los que defendimos con tanto valor, ahora son quienes vienen por nosotros, los héroes clamando justicia. Los escuchamos, los golpes a nuestra fortaleza son el llamado de lo que alguna vez fuimos. 
y a esta hora solo nos queda el temor de vernos a nosotros mismos en los rostros que alguna vez tanto quisimos, los rostros que buscan dañar a quienes los dañaron.

Esa es nuestra realidad en un mundo de ficción, somos lo villanos que tanto quisimos luchar en épocas pasadas. Somos quienes llevan la desgracia a los corazones de otros, y quienes merecen el filo imperecedero de nuestra propia justicia. Un filo que nos corta por donde mas tememos, uno que nos llega hasta lo mas profundo de nuestro ser.

Todos los villanos han caído, y así es como espero mi destino; sentado en mi propia oscuridad deseando que ese metal perfore quien soy: y me libere de esta agonía que es ser el villano en mi propia historia.